ME ENCUENTRO ESCRIBIENDO
"LA FAMILIA DE BETANIA"
#LaFamiliadeBetania
#LaFamiliadeBetania
UNA MISTICA ESPIRITUAL PARA SER VIVIDA
EN PEQUEÑAS COMUNIDADES
MARTA, MARIA Y LAZARO COMO TRES ETAPAS
HACIA LA UNION CON DIOS
MARTA, MARIA Y LAZARO COMO TRES ETAPAS
HACIA LA UNION CON DIOS
A
LOS LECTORES
He dejado para el final lo que pareciera podría
ir al comienzo de un libro.
Quisiera hablarles con el corazón…
¿Porque escribo este libro?
¿Para que escribo este libro?
La primera pregunta es más fácil de
responder, no solo en este caso, sino cada vez que nos la hacemos en nuestras
vidas.
Para responderla, habitualmente solo basta
con indicar una causa que justifique donde estamos parados.
Se
que escribo este libro, porque se los prometí a las Hermanas de “Marta y Maria”,
en una convivencia en Valladolid, donde compartimos con Madre Angela, nuestro
caminar espiritual que lleva ya más de dos décadas y media.
El para qué, es más difícil de describir,
porque tengo que remontarme a las esperanzas que tengo en mi corazón y que ojalá
vayan fluyendo en estas líneas al terminar el libro, como un aporte para
pequeñas comunidades.
¿Comienzo con una infidencia?
Escribo desde el cementerio, en una gélida
mañana en la que no tengo feligreses, por decirlo de alguna manera.
Escribo también dentro de un contexto de
tiempo y espacio que hacen a la vida de mi querida Argentina, donde se discute
sobre aborto si o aborto no. Sabemos que es un tema de lucha de poderes, entre
el bien o el mal. Una guerra de siempre que ya tiene ganador.
Me duele a veces que no hablemos lo
suficiente de Cristo muerto y resucitado. Ese que ya dio su sangre, para salvarnos
de nuestras muertes con su propia vida.
Siento que como Iglesia no predicamos a veces
con la pasión necesaria, asumiendo los riesgos que ello implica.
Pienso en las familias, las escuelas, las
instituciones y en suma toda comunidad de alguna manera organizada. La gente
envuelta en sus miedos, nos está pidiendo a gritos que se le predique la verdad
que sana, salva y libera.
Algunos de nosotros somos privilegiados por
haber escuchado una Palabra y vivir de ella.
¿Pero cómo hacer que esta verdad siga prosperando
a lo largo de los tiempos?
¿Somos lo suficientemente agradecidos de
haber recibido lo que nos transmitieron como don de la Fe, de tal manera que
dejemos la semilla de la verdad, a los que vienen detrás de nosotros, bien cultivada
y con frutos en el granero?
Los tiempos cambian sin duda y la verdad
permaneces para siempre.
¿Sera que la transmitimos de la manera en que
el hombre de hoy la pueda recibir? En esto consiste La Nueva Evangelización.
¿Dónde podrán los hombres y mujeres de futuras
generaciones recibir el discernimiento necesario para sus luchas de todos los días?
Se de la importancia de la tarea Evangelizadora
de la Iglesia, para ir respondiendo cada una de estas preguntas.
Mientras duro el escrito de este libro, me
cuestione también sobre lo anacrónico que parece pensar en estas cosas en estos
tiempos de tanto materialismo.
¿Para qué escribir de espiritualidad y de
mística cuando hay tanta ignorancia religiosa y sobre todo falta de “lugares”,
donde el hombre de hoy como el de siempre pueda mirarse a sí mismo como un eterno
buscador del sentido de su propia vida?
Quiero expresar en este punto, pensando en
los que vendrán, que el servicio de la Iglesia pasa por una renovada vuelta a
aquello que es su fundamento mismo. No hay Iglesia sin Jesucristo, que la
fundo. No habrá por tanto vida en la Iglesia, sino mostramos el rostro de Cristo
al mundo hambriento de vida.
Como siempre el desafío será, la manera en
que lo vamos a hacer…
Como hacemos nosotros y como harán los que
vendrán para mantener la lampara encendida. Esta es la cuestión.
“Lampara es tu palabra para mis pasos, luz en
mi sendero” Sal 118
Estoy seguro que el comienzo de este nuevo milenio
viene con infinitas gracias que estamos llamados a descubrir.
Hace falta un retorno a la experiencia de la
Iglesia de los Hechos de los Apóstoles. Esta será la manera que mantendrá la
originalidad y al mismo tiempo abrirá nuevas perspectivas de vida, en la
transmisión del misterio que Cristo vino a revelarnos.
¿Dónde se conseguirá esto?
¿Quiénes estará preparado para seguir
ofreciéndolo al mundo como novedad que seduce y genera vida?
¿Como hacer para que existan instancias de
encuentro con un Dios que, sigue revelándose amoroso en medio de las tragedias
cotidianas?
Hay que formar pequeñas comunidades.
Hay que poder volver a “Escuchar a Dios”
pasando por la historia.
Hay que ser capaces de ver a Dios pasando por
las historias de vida de los hermanos. Tengo que arriesgarme a salir del individualismo
para ser Iglesia en comunión, con una Fe que me lleve a celebrar el encuentro
en una cultura de vida.
Hay que dar espacio al Espiritu para que se renueven
nuestras realidades cansadas o desgastadas, superando el moralismo que las
mato.
Hay que poder decir que Sí, con el Sí de Maria, Estrella de la Nueva Evangelización,
aprendiendo en contemplación a guardarlo todo en el corazón.
Miremos a Maria, la mujer que escucho una
palabra y se embarazo de ella. El desafío es hacerlo no solo personalmente sino
también comunitariamente. Me
refiero a congregaciones religiosas y a todo grupo que trabaja hoy con el
sentir de la Iglesia de Cristo.
Como saben soy sacerdote diocesano y eso me
hermana a toda otra realidad sacerdotal de la Iglesia. Todos los que servimos a
Cristo, donandolo a los hermanos, podemos unirnos mas allá de las estructuras,
para renovarnos en la única misión.
¿No será esta una manera de renovar los
carismas cansados y agobiados, que vemos envejecidos hoy en la Iglesia?
Creo que La Familia de Betania, puede ser una
ayuda en la tarea de renovarnos y renovar, el anuncio que el mundo nos reclama escuchar.
El
mundo clama por una verdad que no conoce
Busca
una vida que no consigue y sin
saberlo, tiende a la belleza que desdibuja con sus decisiones.
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Cuanto más difícil parece ponerse las
condiciones en el medio para transmitir el mensaje, mas patente se hace la
necesidad de clamar a Dios, uniéndonos en la misma misión.
Si al finalizar este libro, has podido sentir
que es posible hablar con Dios, en un camino apasionante en el que vas dando
los pasos de tu vida espiritual. Vos estas llamado.
Si encontraste que de alguna manera lo aquí
escrito se constata en tu historia de vida y hasta ahora no habías podido
ponerle un nombre. Vos estas siendo llamado.
Si alguna vez sentiste la vos del amado y hoy
se renueva mínimamente el deseo de que esta relación no se acabe. Vos estas
siendo atraído.
Si estás dispuesto a ser dócil y dejarte
tocar por una fuerza renovadora que sabes, viene del Espiritu Santo. Vos no podés
dejarlo pasar. Vos esta llamado y esta es tu oportunidad.
Diocesanos y religiosos, consagrados y laicos
de todos los lugares, ya somos familia en la Fe.
Con estas líneas hoy y desde aquí, te invito
a ser además Familia de Betania.
¿Entiendes el hoy? Es tu realidad concreta.
¿Entiendes mi aquí? Te escribo desde un
cementerio, donde para muchos no hay vida.
Mira como Lázaro necesito pasar por la
experiencia de su gran noche, mediante el abandono de su amigo, para que su yo
sea purificado.
“Sean perfectos como mi Padre celestial es
perfecto” Mt. 5,48.
Todos experimentamos lo duro y complejo que
esto significa para nuestras pobres fuerzas humanas.
Esto que parecía imposible, es la mística a
la que todos podemos aspirar. Ahora lo vemos deseable y posible, porque es
tarea que solo Dios acaba y perfecciona.
Deja de mirar las estructuras que hasta ahora
te dieron seguridad. Si solo eso quieres para tu vida, sabes que te quedas
corto en el pronostico de lo que Dios quiere y puede darte.
El miedo a la muerte está superado para el cristiano
que mira en Cristo y que escucho del maestro: “Desátenlo para que pueda caminar”.
Pasemos juntos de la muerte a la vida. Juntos
en una comunidad transformada que transforme.
A esto te convoco para formar parte de La
Familia de Betania.
Seguiremos en contacto caminando juntos y
renovando nuestras vidas y cada comunidad, ahora con la certeza de no estar
solos y sabiendo que el futuro del Misterio de la Iglesia fundada por Jesucristo,
se debate en la esencia de su ser y de su obrar.
La
Iglesia del tercer milenio será mística
o no será nada.
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Con La Familia de Betania, algo nuevo está
naciendo. Podríamos preguntarnos sobre el cristiano del nuevo milenio. ¿Quién
es? ¿Cómo es?
Tres grandes pensadores y profetas del siglo
pasado lo intuyeron, lo anticiparon en sus sueños. Romano Guardini, el cardenal
John Henri Newman y Karl Rahner.
Podemos contemplar el cristianismo emergente y
sus tres rasgos: nobleza, honradez y mística. ¡Tengámoslo en cuenta! ¡Ese
es el verdadero cristianismo que formara pequeñas comunidades!
La Familia de Betania, tiene una escuela: Las
Convivencias con Dios. Podes sumarte mas allá de tu propio carisma comunitario,
como una escuela de formación permanente.
La Familia de Betania la pueden integrar
diocesanos y religiosos, hombres y mujeres, laicos y consagrados, todos unidos
por la consagración Bautismal para ser sacerdotes, profetas y reyes en
contemplación y acción.
La Familia de Betania tiene como apostolado
el anuncio Kerigmático de la Buena Notica del Evangelio de Jesucristo,
renovando la percepción de su amor para el mundo de hoy.
En la Familia de Betania queremos elegir
recorrer el camino espiritual de lo que significan Marta, Maria y Lázaro sin
necesidad de cambiar el lugar que ya ocupamos en la Iglesia.
Te estoy invitando a irradiar este mensaje
experimentado a la Trinidad que se hace huésped, no solamente en nosotros, sino
también en cada comunidad que crece con esta mística.
La
Familia de Betania es una mística que te acompaña en tu camino de oración
hacia
la unión con Dios.
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La Familia de Betania, más allá de nuestras
estructuras jurídicas eclesiales que son muy buenas y santas, es una realidad a
la que no necesitas inscribirte, porque te experimentas convocado simplemente por
seducción y no por proselitismo como diría hoy el Papa Francisco.
Para ser
de La Familia de Betania, vos mismo o la comunidad a la que perteneces, te
invito a hacer la escuela y en docilidad, dejar que el Espiritu te valla
moldeando con el Escrute de la Palabra.
Celebremos
la vida y la Fe con la Adoración Eucarística y anticipándonos al banquete de
las bodas del cordero.
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SEAS BIENVENIDO A FORMAR PARTE DE LA MISTICA
ESPIRITUAL DE LA FAMILIA DE BETANIA
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